Practicando en casa

Una de las cosas que más me gusta de dibujar es que me relaja completamente; dibujando me olvido de todo. Cuando dibujo mi mente está realmente en el presente, no en el pasado ni en el futuro, donde suele estar en muchas otras ocasiones. El tiempo se pasa sin que me de cuenta y cuando termino de dibujar me siento diferente, renovada, tranquila, feliz. Por eso, cuando tengo un poco de tiempo libre voy en busca de una hoja, de un lápiz o del carboncillo, y empiezo a dibujar. Así fue como hice este dibujo, un tiempo después de empezar las clases. Lo copié de la carátula de una revista que compré. Por falta de tiempo no llegué a terminarlo (le faltan arrugas!), pero creo que me quedó más o menos bien.

MADRE TERESA – 29,7 x 42 cm.
Carboncillo / Papel

Retomando las clases

Estuve 2 semanas de vacaciones fuera de Barcelona, así que no fui a las clases de dibujo. Esta semana retomé las clases y para mi sorpresa había un modelo y estaban haciendo un minicursillo de anatomía. Aunque parezca mentira, me fue difícil dibujar de nuevo, no sabía por donde empezar. Una vez que hice los primeros trazos todo empezó a fluir con mayor facilidad y recordé por qué me gusta tanto dibujar. Durante las 2 clases de esta semana estuvimos dibujando al modelo en distintas posturas, haciendo apuntes de 1 o 2 minutos y luego posturas de 30 minutos. Este dibujo fue el último que hice y el que mejor me quedó.

EL HOMBRE – 100 x 70 cm.
Carboncillo / Papel